viernes, 1 de septiembre de 2017

Farewell

Ojalá fuera distinto, ojalá poder cambiarlo.
Pero las palabras pesan demasiado, se hunden una vez las sueltas. Y ya nadie puede moverlas.
Ojalá fuera más lista, ojalá poder callarme.
Muchas veces nuestros miedos nos hacen más daño del que jamás podría hacernos una persona.
Y ojalá poder quererme, ojalá poder quererme lo suficiente como para poder quererte. Quererte bien.
Ojalá que te quedarás. Ojalá las distancias no fuesen tan distantes.
Pero lo son. Y Madrid siempre será Madrid, soñando con Barcelona pero sin poder conocerla.
Ojalá poder volver a Atocha.
Las palabras quitan mucho, pero también dan muchísimo.
Ojalá me costase menos decirlas hoy.

sábado, 11 de marzo de 2017

I miss you

Llega la primavera y lo primero que se me viene a la cabeza es nuestro banco, aquella tabla de madera descolorida en la que siempre evitábamos sentarnos, las hojas del cerezo que empezaban a robarnos poco a poco las horas de sol. Aquellas flores que comenzaban a surgir y a regalarnos su aroma, que se entremezclaba con el tuyo. Y me daba vida. O me la quitaba, todavía no lo sé. Sólo se que en ese instante ese aroma me robaba la cordura, hacía que la ciudad oliese más a vida y menos a hierro. Me encantaban esas tardes de conversaciones incoherentes, sin guión fijo, que me hacían plantearme hasta cómo me llamaba.Me volvías loca con tu cordura.
Aún puedo sentir el viento sobre la piel, enfundada en una camiseta de manga corta porque me resistía a ponerme el jersey todavía. Sólo quería que el sol se quedase un poco más, que nos acompañase una última ronda. Sólo pedía que me dejase quedarme un instante más en ese banco, con mi camiseta y mis pantalones vaqueros, desafiando a un destino que no cambia por nada ni por nadie.
Sólo quiero que sepas que me pasaría toda la vida madrugando para esperarte en Atocha, que me pasaría todas y cada una de las tardes en ese parque, viendo el atardecer y disimulando el frío que tengo, porque soy tan cabezona que no he cogido jersey. Y te dejaría decirme mil y una veces "te lo dije" mientras me pasas la tuya. Que todo ha pasado muy deprisa desde que me besabas los párpados en el Retiro, pero muy lento desde que me soltabas la mano en Lavapiés.
Vuelve pronto, que creo que te llevaste algo mío en tu maleta.

Recaidas

Hace casi dos años que no escribo en este blog.
Creo sinceramente que perdí la motivación, las ganas. No las ganas de escribir (eso es algo que no pierdo nunca) pero supongo que las ganas de escribir de esta forma. Perdí la ilusión de llegar a la gente. Creo que estaba desilusionada porque creía que todo mi esfuerzo no estaba sirviendo para nada, que nadie estaba leyendo lo que escribía y que por tanto era mejor no compartirlo, guardármelo para mi. Y ahora, dos años más tarde, me he dado cuenta de que estaba equivocada, de que necesito compartir lo que siento, aunque no tenga la certeza de si alguien va a leerlo, de si alguien va a sentirse identificado  o le va a ayudar en algo. Hoy me he dado cuenta de que no necesito esa certeza.
Sólo necesitaba recuperar la ilusión, las ganas de compartir, de expresar y de hablar conmigo misma. Y creo que lo he recuperado. La vida me ha dado muchos golpes en estos dos años, más de los que me había dado en todo el resto de mi vida. Perdí de vista muchas cosas y tomé malas decisiones. Pero esas decisiones me han acabado trayendo de vuelta aquí.
 Dicho esto seas quien seas, si estás leyéndome por alguna casualidad: Bienvenido de nuevo.